Un siglo de fútbol femenino: la historia detrás de una perseverancia silenciosa
- Sector Olimpico
- 30 oct 2019
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Rastrear las huellas de las jugadoras que iniciaron el camino, conocer los hitos y las hazañas, resulta necesario para construir el rompecabezas que fue durante años el fútbol femenino. ¿O acaso creían que las jugadoras no tenían historia?
El fútbol que nos ocultaron
“Viste, vieja, vos me decías que no, me volvías loca, y en tus ratos libres jugabas” es una de las tantas frases que Bettina se quedó con ganas de decirle a su madre: ‘Beba’ González. Es que Beba es una pieza fundamental en la historia del fútbol femenino, una de las tantas que se fueron en silencio sin poder jugar libremente. Hay imágenes que retratan que a mediados del siglo XX las mujeres sí jugaban a la pelota en espacios públicos. Beba, junto a sus amigas, son las protagonistas de esas fotos vintage que ayudaron a reconstruir la historia. El fútbol femenino en nuestro país siempre quedó relegado, siempre fue el desván que nunca se ordenó, pero ya no: nunca más invisibilizadas. Por eso es necesario reconstruir un siglo de fútbol de mujeres.
El inicio al día de hoy no está tan claro, pero sí hay archivos -en la Biblioteca del Congreso de la Nación- que demuestran que por 1923 en la cancha de Boca Juniors hubo un partido disputado por mujeres. Los equipos se llamaban Argentinas y Cosmopolitas. El diario ‘La Vanguardia’ titulaba en la edición del 13 de octubre “El match femenino de football” haciendo alusión al primer encuentro jugado por mujeres donde Argentinas triunfaba 4–3. Ese mismo año el diario ‘Crítica’ contaba que “el football monopoliza el entusiasmo de las mujeres” y posteriormente afirmaba que “hará ralear el entusiasmo por el tennis” -en ese entonces el tenis era el deporte que más atraía a las mujeres en nuestro país-.
Los años pasaron y el fútbol se fue expandiendo cada vez más entre las mujeres. Si bien eran acotados los espacios en los cuales eran admitidas, nada impedía armar dos arcos en una plaza con una pelota e improvisar un tradicional picadito futbolero. Hay que reconocer que en esos tiempos todo era más difícil. Que las mujeres jugaran a la pelota estaba mal visto, simplemente porque en esa época el fútbol era únicamente un deporte de varones. ¡Si de eso sabrán Las Pioneras! Con hambre de gloria y amor por el fútbol; sin técnico, ropa, ni botines viajaron a México a disputar por primera vez un mundial de fútbol. Aquellas 17 mujeres marcaron el camino y un poco sin querer comenzaron a escribir la historia del fútbol femenino.
Pioneras: de los botines revolucionarios a la gesta histórica
Agosto, 1971, aeropuerto de Ezeiza. Mujeres saltaban y festejaban entre abrazos y gritos. Algunos despistados no entendían lo que sucedía y cuando se acercaban, los familiares se encargaban de informarlos: “¿Ellas? Son la Selección Argentina de Fútbol Femenino, se van a México a jugar un mundial”. Desbordadas de ilusión, sin saber muy bien que iba a depararles el viaje, pero con la valentía y el coraje que siempre identificaron a las mujeres futbolistas partieron a México.

El mundial arrancó cuesta arriba para Argentina, pero después llegó Inglaterra y apareció la hazaña. En la previa las inglesas eran grandes favoritas. Las condiciones entre unas y otras eran abismales, pero Inglaterra no conocía del coraje criollo que atravesaba a las argentinas. Las Pioneras obtuvieron un resultado histórico. Vencieron 4–1 a Inglaterra con cuatro goles de Elba Selva. El Estadio Azteca fue testigo de la hazaña las mujeres argentinas y como si eso fuera poco quince años después, Diego Armando Maradona escribió la página más gloriosa del deporte argentino en ese mismo escenario. Suena a guion de película, pero sucedió: una epopeya bien argenta.
En honor a la hazaña de Elba Selva, el 21 de agosto fue declarado Día de la Mujer Futbolista. Hasta este año solo los varones tenían su día, pero por impulso de Las Pioneras -principalmente de Lucila Sandoval- fueron reconocidas como futbolistas y ya tienen un día para celebrarlo. Sin dudas la lucha de estas mujeres funciona como faro y guía para todas las generaciones posteriores. No solo por la épica victoria a Inglaterra sino por marcar el camino e insistir en que otro fútbol sí era posible y que los espacios ya estaban ganados ¡y cómo! Con Lucila Sandoval, Betty García, Marta Soler, Mónica Santino, Elba Selva y tantas otras finalizó una generación de mujeres futbolistas que dieron paso a muchas transformaciones.
Ayelén Pujol, periodista y jugadora de fútbol, reflexiona sobre eso cambios: “Me genera mucha emoción que las nenas ahora puedan tener referencias en el fútbol femenino, me parece que es un cambio cultural enorme que acompaña un proceso gigante que es el que está sucediendo. Tiene que ver con la identidad de las futbolistas de reconocerse como tales y también con la identidad de las más chicas que pueden ver a esas futbolistas que desean ser. Antes no deseábamos serlo porque no las veíamos. Es una transformación social, cultural y política enorme”.
La era Macarena Sánchez
El 5 de enero del año corriente -en medio del torneo- el técnico de UAI Urquiza le informó a Macarena que ya no iba a formar parte del plantel, es decir, que le había imposibilitado jugar los próximos siete meses. En lugar de cruzarse de brazos a esperar el próximo mercado de pases, Macarena Sánchez, denunció a la institución dispuesta a cambiar definitivamente, y de una vez por todas, la situación laboral de las mujeres en el fútbol.
El 21 de enero, la delantera de 27 años, intimó al club UAI Uquiza y exigió sus derechos laborales, así como también que regularicen la situación de todas las futbolistas. A partir del reclamo y la denuncia que ella hizo empezaron a visibilizarse muchas problemáticas más. Compañeras se solidarizaron, expusieron a los clubes y más tarde decidieron de una vez por todas parar la pelota. Todas juntas por un mismo objetivo, en la lucha por un derecho que les pertenecía: Fútbol Femenino Profesional.

“Hay una organización muy grande de las futbolistas no solo acá en Argentina sino en todo el mundo. Hay cada vez más conciencia de género y más conciencia de clase, hay mujeres organizadas en los clubes, en las comisiones directivas, pero también en organizaciones de hinchas que se reúnen, debaten y piensan estrategias para mejorar la situación dentro y fuera de la cancha. Estos niveles de organización están transformando el fútbol y están poniendo en disputa un sentido por un fútbol distinto” explica Ayelén.
El 16 de marzo AFA, de una vez por todas, saldó parte de la deuda que el deporte tiene con las mujeres: anunció la creación de la Liga Profesional de Fútbol Femenino. Estableció que los clubes -como mínimo- deberán costear ocho contratos para participar del torneo y que, a su vez, se encargarían de transferir, para su desarrollo, 120 mil pesos mensuales. Así fue como los 17 equipos participantes del torneo cumplieron con la reglamentación y profesionalizaron a sus jugadoras. Cabe destacar, que no todas las instituciones firmaron contratos con todo el plantel, algunas solo profesionalizaron a la cantidad mínima requerida para participar del torneo.
“Me parece un rol central, la decisión de que el fútbol femenino sea semiprofesional nace de ahí. Es la entidad que regula la actividad entonces tiene un lugar muy importante y a partir de las decisiones que toman quedan en evidencia los puntos en los cuales hay que avanzar. Desde ahí es posible pensar una política serio para el desarrollo de la disciplina. En ese sentido me parece que hay veces que se chocan los supuestos objetivos con lo que pasa en la realidad porque hay bastantes restricciones” concluye Ayelén.
En medio de la profesionalización un Mundial
Cobraban 300 pesos por entrenamiento, un viático diario de 150 pesos y alrededor de 25 dólares cuando viajaban. En esas condiciones vivían las jugadoras de la selección. En España, por ejemplo, las jugadoras no pueden ganar menos de 14 mil euros; en Estados Unidos reciben un sueldo mínimo de 40 mil dólares. Ese contexto hay que tenerlo en cuenta para tomar dimensión de la situación a la que se enfrentaban en Francia. Argentina era un plantel completamente amateur, que iba a medirse contra selecciones donde en su país el fútbol femenino era profesional hace más de una década y prioridad para el desarrollo deportivo.
Vanina Correa -arquera- empleada en un supermercado de Rosario. Adriana Sachs -defensora- empleada de limpieza en su club UAI Urquiza. Lorena Benítez -mediocampista- un puesto en el Mercado Central de Buenos Aires, además de repartir alimentos. Estos son solo algunos casos, ya que la mayoría se encontraba en esta situación y no es casual que solo las que se desempeñan futbolísticamente en nuestro país vivan de esa forma. Porque claro, las jugadoras que emigraron a clubes del exterior perciben un sueldo como profesionales que les permite vivir sin un trabajo en paralelo. En nuestro país el sueldo de las jugadoras -en primera división- roza, en algunos casos, los 15 mil pesos: menos de lo que cobra un jugador de fútbol en primera C.
El mundial no solo era un desafío para las jugadoras, sino que también lo era para los medios de comunicación. FutFemProf fue el único medio autogestivo que tomó la decisión de costear los gastos y viajó independientemente. Agustina Vidal, periodista e integrante del equipo, explica cómo fue el desafío: “Antes de viajar empezamos a golpear puertas. Proponíamos una nota semanal, post partido, cualquier cosa por más pequeña que sea y ninguno nos dio una respuesta concreta. En su mayoría nos decían que si pasaba algo importante nos iban a llamar y para ellos algo importante era llegar a la final. Nosotros sabíamos que eso era imposible, entonces decidimos viajar igual, solos, con mucha desilusión”.
Francia 2019: mucho más que un mundial de fútbol
Llegó el debut. Argentina consiguió un empate histórico ante Japón, histórico porque fue la primera vez que sumó puntos en un mundial, nada más y nada menos que frente a las campeonas vigentes. “Cuando llegó el empate nos llovieron mensajes para que enviemos alguna nota. Nos pusimos a pensar que negociábamos, porque cuando lo pedimos todos nos dieron la espalda y después pretendían el trabajo gratis. Nos dimos cuenta la importancia de estar ahí y el rol que cumplíamos como medio autogestivo entonces decidimos decirles que no a los medios hegemónicos, no íbamos a regalar gratuitamente el trabajo que tanto nos estaba costando” explicó Agustina.
La selección después perdió con Inglaterra y posteriormente empató con Escocia. Convirtió 3 goles, sumó dos puntos y estuvo muy cerca de la clasificación, que no se le dio por resultados ajenos. Pero el verdadero triunfo no fue ese, estaba fuera del verde césped. Convencieron a los descreídos que otro fútbol era posible, que las mujeres si eran capaces de jugar a la pelota y que Argentina necesitaba con urgencia igualdad de derechos en materia deportiva para porgresar. Los puntos de rating que marcaba la TV Pública cuando jugaban, la revolución en las redes sociales con cada una de ellas y el interés de los medios -una vez allá- lo respaldaban. El mundial fue un antes y un después para el fútbol argentino, ahora solo restaba una cosa: la difusión.
Capítulo final
Las jugadoras pelean por visibilidad, igualdad y derechos en el fútbol, un territorio particularmente hostil. Un poco es acto de rebeldía, pero también es el deseo de años de lucha. Patear una pelota, es un poco patear las desigualdades, posiblemente el ámbito del fútbol sea el que más resistencia machista ofrece. Siempre estuvo protagonizado por varones, siempre fueron los términos de comparación y los ídolos de los más chicos. Pero ahora aparecieron Camilas, Macarenas y Pioneras que son referentes para muchos. Reconstruir la historia, hasta el momento subterránea, es necesario para reivindicar la lucha, pero además saldar la deuda que el fútbol mantuvo durante años con ellas. Un siglo de fútbol femenino en Argentina.
Celeste Rojas
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